
LA SOMBRA
Carl Gustav Jung introdujo el término “sombra” en psicología para describir la suma de nuestras posibilidades no vividas, y normalmente no amadas. En la sombra aparece aquello que aparentemente no tenemos, pero que curiosamente siempre percibimos en los demás. Cuando, al sugerir alguien que hemos cometido un error, nos sentimos súbitamente furiosos, malhumorados e incomprendidos, podemos estar seguros de haber entrado en contacto con nuestra zona de sombra.Si no fuera así, las críticas y las acusaciones no nos harían tanta mella.Podríamos, en cambio, con tranquilidad y decisión, aclarar el malentendido. Pero, tan pronto nos tocan la sombra, nuestra parte no amada, el ego dispara la alarma sin demora. Molesto y empecinado, niega las acusaciones, especialmente cuando esta característica esta escondida en las profundidades, y no se tiene la menor conciencia de ella.La sombra contiene todas las posibilidades que no desarrollamos, por razones culturales, morales o personales. Podemos, entonces decir que abarca al “ser humano interior” completo, en todo su potencial. Por esta razón el reino de las sombras no se limita exclusivamente a los temas censurados. Incluye también las posibilidades positivas, por las que vale la pena luchar, aunque en el presente nos resulte tan inconcebibles que nuestro ego no logre visualizarlas.Para hacer frente a la sombra se requiere coraje y fortaleza, ya que nos estamos enfrentando a un lado nuestro poderoso y desconocido. Este es un aspecto clave del proceso de maduración que nos permitirá aprender cosas muy importantes sobre nosotros mismos. De hecho, cada ego posee la especial habilidad de verse, con gran facilidad, en una luz siempre favorable con respecto al objeto comparado. Es sorprendente ver cómo, aún los más desviados maleantes y los peores criminales son capaces de dar una imagen de su persona perfectamente positiva, cargando con la culpa del mal a terceros, a la voluntad de Dios, o a causas de fuerza mayor.Nunca encontraremos nuestra totalidad si no aceptamos y reconocemos que la sombra también nos pertenece.
Alvaro Santi.